Cayro
En 1954 los chicos y chicas de Cayro se pusieron manos a la obra y tras un tiempo fabricando piezas para que otros vendieran sus juguetes se lanzaron a la piscina (en bomba, que salpica más) y crearon su primer juguete, un martillo. Luego vinieron un hacha y un puñal de goma. Sí, sí, nacieron guerreros, qué se le va a hacer. Y desde entonces no han parado de fabricar juguetes y juegos.
Son más de 65 años que han pasado tan rápido como la síntesis de su historia que tienes en el párrafo anterior. ¿Por qué? Pues porque cuando uno está a gusto pierde la noción del tiempo y se pone y se pone, y se entretiene y hasta que tu madre no te llama para que te despidas de tus amigos y subas a cenar ni te habías dado cuenta de que se te había hecho de noche y que llevabas toda la tarde jugando.
Y aunque llevan tantísimos años jugando, han sabido “cambiar de juego” por eso de no aburrirse. Empezaron con piezas auxiliares para juguetes, después hicieron sus propios juguetes, continuaron con juegos de mesa clásicos y ahora llevan varios años atreviéndonos con juegos de mesa modernos. Juegos que, o desarrollan ellos mismos o cuentan con autores nacionales ya consagrados el en sector.
Y eso es lo que han hecho durante todo este tiempo, jugar a los “juegueros”. Y jugar en familia, que es la forma más divertida de jugar. Son ya la tercera generación dedicada a este oficio (porque esto es un oficio, no un negocio) del juego y haciendo perdurar el eco del sonido de aquel primer martillazo que dio Francisco Carrió para poner todo eso en marcha.
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